Del entrevistador:
Nordi Verónica Enríquez Flores
Licenciada en Historiadora, generación 2012-2016 de la Escuela Nacional de Antropología e Historia.
Residencia en Tecámac, Estado de México desde el año 2004.
Al haber perdido a alguien tan allegado no he podido superarlo, pues me era muy cercano. Considera que el contraer el virus es cuestión de suerte, no es de si me da o no, pues ya es algo más de cuidado como otros padecimientos. Una de las razones para estar en el Proyecto de Archivos de la Pandemia en México fue lo que viví.
Sí. He perdido a familiares muy allegados. Específicamente la perdida de mi tío. En diciembre del año 2020 mi papá (55 años) enfermó, pero por lo regular suele enfermar por la temporada de frío o por estrés, además, padece de los bronquios y también diabetes. Él acudió al médico y le dijeron que era caso sospechoso con síntomas de tos, fiebre, dolor de cabeza, pero no tenía dificultad para respirar.
Estuvo monitoreado por una doctora y le recomendaron de tratamiento paracetamol, ambroxol y que llevara a cabo todas las medidas sanitarias, pero el tratamiento fue considerando que era gripe.
Por otro lado, a principios de año uno de sus compañeros de trabajo se enfermó de COVID-19 y otra compañera estuvo hospitalizada. Eso nos hizo pensar en la familia (mi mamá, hermana y yo) que pudimos haber estado contagiadas, pero si acaso solo presentamos congestión nasal, síntomas propios de gripe.
En diciembre del año pasado mi tío que vivía en la Ciudad de México. Él presentó síntomas también, pero el sí tuvo complicaciones en su respiración y tuvo que ser trasladado al Hospital General en la Alcaldía Álvaro Obregón (Cabreara) que fue habilitado como Hospital COVID-19.
Su nivel de oxigenación comenzó a bajar hasta 53% y tuvieron que entubarlo. Creímos que mejoraría, pero comenzó a presentar fallas renales, además de tener diabetes y pues la edad de sesenta años tal vez no ayudó.
Él presentó neumonía por COVID-19 y una tía también de lado de ellos tuvo el virus y suponemos que por ahí fue el contagio. El médico de su trabajo los monitoreo y durante el tiempo que estuvo en el hospital uno de mis primos estuvo afuera por cualquier cosa. Cuando conectaron mi tío su oxigenación subió bastante su oxigenación (95%), desmulleron el uso del ventilador y la mascarilla de oxígeno. Sin embargo, la falla renal fue importante y sus pulmones colapsaron. Inclusive le compraron una mascarilla para oxígeno con reservorio y también un kit de limpieza.
Estuvo en terapia intensiva y ya cuando evolucionó lo llevaron a otra área y ahí pudo tener contacto vía telefónica a diferencia de antes que era hacer guardia afuera del hospital. A través de un grupo familiar de WhatsApp nos informábamos y fue desde el 26 de enero hasta el 6 de febrero cuando estuvimos manteniendo esa vía durante todo el proceso. Prácticamente todo fue a través de mi papá, pidieron que enviáramos mensajes de animo a mi tío y al poco tiempo nos dijeron que comenzó a empeorar. Poco antes de ello habíamos encontrado ejercicios que le ayudaran a recuperarse para cuando mejorara y eso no sirvió de nada.
Poco tiempo después, cuando falleció se hicieron los trámites para que tuviera la atención de gratuidad y solventar los gastos de hospitalización por fallecimiento de COVID-19. A mi tío lo cremaron, como en la mayoría de los casos.
“Vivirlo, aprender de ello, no cerrarse y seguir adelante pese a las circunstancias”
Nordi Enríquez