El 20 de enero de 2021, mientras en Tlaxcala se vivía el pico más alto de la pandemia, fue publicado un reportaje en el que se describía el drama que, para los habitantes de Contla de Juan Cuamatzi, de raigambre nahua, representaba el no poder llevar a cabo la serie de elaborados rituales mortuorios para las víctimas del COVID-19.
La cantidad de fallecidos en aquellas fechas provocó que en todo Tlaxcala se sepultara rápidamente y sin ceremonias a los difuntos, incluso los no contagiados, pero en ningún lado la gravedad de la situación obligo como aquí, a hacer entierros de madrugada.